martes, 17 de marzo de 2009


La mayoría de los antioqueños pertenecen a la subcultura colombiana denominada paisa, que habita mayoritariamente en la región de montaña del departamento, la cual constituye un 80% del suelo, y es también en un 80% de genética europea y de raza blanca o caucásica. En el departamento existen otros grupos humanos también antioqueños, pero no paisas, que fundamentalmente habitan las zonas planas del departamento, el 20% restante del suelo, como el costeño en el Urabá (donde a este grupo se lo conoce como "chilapo"), el sabanero en las inmediaciones del río Magdalena, y el chocoano en las zonas antioqueñas con influencia del río Atrato.


El antioqueño paisa
El grupo humano mayoritario del departamento de
Antioquia es el grupo paisa, el cual se sitúa en la región colombiana conformada, además de la región montañosa y central del departamento de Antioquia, por los otros departamentos del llamado eje cafetero, y también por las zonas del norte del departamento del Valle del Cauca y el noroeste del departamento del Tolima. La capital de Antioquia, Medellín, está ubicada dentro del territorio paisa del departamento.
Como la génesis principal de la
subcultura paisa se da en el territorio del departamento de Antioquia, para muchos los términos paisa y antioqueño suelen ser tomados como sinónimos. Lo cierto es que la paisa, si bien mayoritaria en un 80%, es una subcultura del departamento y convive con otras subculturas minoritarias.
"Paisa", o "paisas", pudiera decirse que son casi perfectamente aplicables a una cultura social específica, muy fácilmente diferenciable por sus trazos en todo sentido. Son también aplicables a un modo de ser particular en
Colombia y el mundo; diríase que a una forma especial, catalogable, de creer, sentir y vivir, y a una socio-economía y comportamiento peculiar respecto del resto de la nación colombiana.
Al respecto afirma el genetista y sociólogo colombiano Emilio Yunis: "El antioqueño es pujante y su región está llena de progreso, es el típico culebrero capaz de vender cualquier cosa, autoritario, y dice que hace más que otros. La gente es trabajadora y tiene uno de los regionalismos más arraigados de Colombia, con costumbres muy propias y diferentes a las del resto de la población.
Y afirma también
Belisario Betancur en su obra Declaración de amor del modo de ser del antioqueño: "Un pueblo inclinado a litigar, abundante en reservadas mañas y astutas malicias: un pueblo de buenos gobernantes porque allá son buenos gobernados, como advertía Monseñor Carrasquilla.

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